martes, 16 de diciembre de 2008

SOLEDAD DE LOS PATRIARCAS

Para Aureliano Buendía, como para Pier Francesco, el amor es al principio una experiencia indirecta y luego la pasión no correspondida.

A ambos les espera el luto, pero para Pier Francesco, la muerte de su mujer es a la vez una forma de recuperar, en soledad, el amor perdido:

Por eso la amé de verdad cuando todavía no existía para mí y cuando ya no existía para nadie ...

Aureliano y el duque continúan extraviados en la soledad de su inmenso poder, y ni siquiera la visita de mujeres cuya profesión es vender a los hombres lo que ellos no podrían obtener sin dinero, instala la alegría en sus vidas. José Arcadio y su inútil nave llena de "matronas espléndidas" y la confesión del señor de Bomarzo sobre sus búsquedas en amantes de ambos sexos:

... entré en el jardín terrible, poblado por una vegetación de savia voluptuosa, sin separar las fronteras sexuales.

Pasadas la épocas de batallas y de búsqueda de amor, a ambos les queda como única opción de felicidad, el conocimiento y el trabajo. Aureliano se encierra en su laboratorio a crear sus pescaditos de oro, Pier Francesco investiga en los viejos manuscritos de la familia, buscando la fórmula de la vida eterna.

Pero mientras el trabajo del hombre de Macondo está destinado a la destrucción (autodestrucción de la obra), el trabajo del hombre de Bomarzo pretende, por sobre todo, sobrevivir. Aureliano trabaja para el presente, para olvidar el pasado y para destruir el futuro. Pier Francesco trabaja para olvidar el presente, exorcisar el pasado y transladarlo al futuro.

DIANA DE LOS CABALLOS, la espectadora asombrada.

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