Los ateos son tan dados a considerarse perseguidos como los confesores de una fe, y aun los eclesiásticos; en cuanto se les contraría, se sienten oprimidos y llamados al martirio. Se trata, sin duda, de gente apasionada. Entiendo por pasión la exageración de un interés.
Miguel ESPINOSA
viernes, 19 de diciembre de 2008
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