jueves, 22 de enero de 2009

GESTIONAR EL ODIO

En 1984, la novela de George Orwell donde se describe una sociedad totalitaria dirigida por El Partido, en la que los seres humanos son utilizados como simples piezas de un engranaje gigantesco, se nos habla de cómo, cada día, los pobladores de ese mundo asfixiante han de interrumpir sus tareas para concentrarse en “los dos minutos de odio”. Durante ciento veinte segundos, y bajo la mirada implacable del Gran Hermano, los habitantes de Oceanía se disponen frente a una pantalla y son bombardeados por imágenes de aquellos personajes calificados como traidores y de aquel país contra el que en ese momento se encuentren en guerra. A la vista de aquellos seres despreciables y aquellos paisajes repugnantes, los habitantes de Oceanía experimentan un odio cerval, una furia absoluta, prorrumpen en gritos y cierran los puños con rabia. Después de experimentar lo cual, cuando cesan las imágenes, se sienten confortados por vivir en la sociedad en la que viven, una sociedad enemiga de toda esa iniquidad.

Retornan entonces a sus obligaciones satisfechos y tranquilos.

Más que la represión directa o más que la propaganda, son sin duda esos dos minutos diarios de odio los que mantienen cohesionada a la sociedad de 1984.

Miguel BAQUERO

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