No esperes que un hombre muera
para saber que todo corre peligro,
ni a que te cuenten los libros
lo que están tramando ahí fuera.
No esperes a que te den los planos
para satisfacer tu curiosidad,
ni a que el aire también sea de pago
para gozar el placer de respirar.
No esperes golpes de suerte,
seguirás a su merced
mientras haya gente que
trafique con la muerte.
No esperes de ningún modo
que se dignen consentir
tu acceso al porvenir
los que hoy arrasan con todo.
No esperes a que se acaben
para desear las cosas más que nunca
ni a responder las preguntas
cuando los otros se callen.
No esperes el consentimiento
ni a que te proporcionen un manual,
ni a que el horóscopo te sea propicio,
ni a que el cielo te mande una señal.
Joan MANUEL SERRAT
sábado, 23 de mayo de 2009
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