
Fin del sistema: consecuencia, no objetivo
La matemática no engaña. Los números demuestran que incluso tras una época de bonanza con mínimos de paro y con el consumo a niveles nunca vistos el modelo que tenemos gasta más de lo que ingresa y que la tendencia es que el monstruo engorde aún más.
Por lo tanto hay que hacer al nivel de la administración pública lo mismo que cualquier particular cuando pintan bastos y ve que el salario no le alcanza: AHORRAR.
Se puede ahorrar sin cabeza o con cabeza. Ahorrar sin cabeza consiste en reducir aquí y allá sin criterios definidos, hasta que los gastos previstos tras el recorte cuadren con los ingresos que vamos a tener, o no cuadren, depende. En ese caso el bienestar de la sociedad dependerá del azar. A lo mejor podemos mantener el Mercedes pero tenemos que comer todos los días mortadela y no pagamos el colegio de los niños. O a lo mejor por azar hemos prescindido del Mercedes y podemos hacer una alimentación equilibrada. Sin criterios todo esto depende del azar.
En el tema que nos ocupa muchos, demasiados, olvidan alegremente que el principio fundamental de una democracia es que TODOS LOS CIUADADANOS SON IGUALES ANTE LA LEY Y TIENEN LOS MISMOS DERECHOS Y LAS MISMAS OBLIGACIONES. Ese es el principio más sagrado de la democracia. Un hombre, un voto viene después, es consecuencia del principio anterior. Las autonomías no pueden tener como objetivo hacer distinciones entre los ciudadanos, su único objetivo (al igual que la estructura federal de un estado, eso que tanto proponen algunos como objetivo político callando lo que no les gusta) tiene que ser MEJORAR LA GESTIÓN DEL DINERO DEL CONTRIBUYENTE por el hecho de acercar la gestión al ciudadano. Su dimensionamiento, el nivel de autonomía, las transferencias, etc,… deben tener su límite en función de que se consiga optimizar la gestión de los impuestos recaudados. Impuestos que por otra parte deben ser iguales en todo el territorio nacional precisamente porque todos somos iguales ante la ley. Por lo tanto los mismos impuestos y tasas para todos, las mismas deducciones para todos, etc,…
Ahorrar con la cabeza consiste en hacer cosas como las siguientes:
Definir una CESTA BÁSICA DE SERVICIOS UNIVERSALES para todos los ciudadanos españoles, vivan en Barcelona, Madrid, ciudades medianas, pueblos, etc,…fíjense que hablo de localidades de residencia, no de autonomías. Pagando todos las mismas tasas e impuestos y teniendo derecho a exactamente los mismos se puede hacer el presupuesto de lo que sería algo así como el GASTO DE PRIMERA NECESIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN. Ese gasto es irrenunciable, por lo tanto hay que recortar de donde haga falta para garantizar que disponemos de dinero del contribuyente para proporcionarle la cesta de servicios establecida.
Hacer un censo serio de la función pública y eliminar las duplicidades, reorganizando los funcionarios adscritos a las diferentes administraciones hasta que todos tengan una carga razonable de trabajo y despidiendo inmediatamente después a todos los trabajadores “amigos” contratados a dedo para hacer funciones que pueden hacer los funcionarios públicos con el fin de que las empresas de los otros “amigos” facturen a la administración por servicios que pueden realizarse con los medios propios.
Hacer un censo serio del número de cargos públicos en todas las administraciones. Y publicar el número, para conocimiento general, detallando cuántos en cada administración, ministerio, autonomía, etc,…
Definir un ESTATUTO DEL CARGO PÚBLICO detallado por niveles de responsabilidad, de manera que quede claro para cada nivel y cada cargo qué salarios son de aplicación en cada caso y qué niveles de servicio tiene asociados (si procede o no procede en cada caso disponer de despacho, secretario, escolta, coches, chófer, vivienda, cesantía, gastos de protocolo, etc,…) y fijar todo esto POR LEY. De esa manera no tendríamos más coches públicos en cualquiera de las autonomías que los que hay en USA, por poner un ejemplo. Al que no le guste no tener coche por la cara que no acepte el cargo cuando se lo propongan, así de simple. Supongo que este estatuto se podría integrar en el estatuto del funcionario, pero quizá sea más flexible tener un estatuto dedicado para los puestos de libre designación, que serían la mayoría de los casos.
Definir un REGLAMENTO DE RÉGIMEN INTERNO para los cargos públicos, exactamente igual que tiene cualquier empresa, y cesar en el caso de los altos cargos a cualquiera que contravenga dicho reglamento, o incluso sancionarlo si procede. Derechos y obligaciones, como todos los ciudados en el ejercicio de su profesión.
FIJAR DE MANERA CONSENSUADA PLANES GENERALES DE INFRAESTRUCTURAS A LARGO PLAZO y obedeciendo a criterios de eficiencia en la gestión de los recursos. Ni podemos tener recorridos paralelos de autopista o autovía separados por veinte o treinta kilómetros, ni AVES que salen de ningún lado para ir a ninguna parte recogiendo en cada estación menos pasajeros que un microbús, ni un aeropuerto en cada capital de provincia de las que son de tamaño “pueblo”, ni los cinco o seis mayores puertos exteriores de Europa en las costas de nuestro país. Para invertir en infraestructuras primero hay que tener claras las vías de financiación, y después se aprobarán o no las propuestas por orden de prioridad y en función de los límites de la financiación disponible.
CERRAR TODAS LAS MACRODOTACIONES PSEUDOCULTURALES erigidas para satisfacer la megalomanía de los gobernantes que hemos tenido hasta ahora. Ciudades del no se qué, centros de congresos del no sé cual, superescenarios chorras, etc, etc, etc,….
La verdadera cultura es tener unas dotaciones decentes y humildes cercanas al ciudadano, no un superteatro propio de una ciudad de importancia mundial en cada capital de provincia o de autonomía para que vengan Pavarotti o Shakira a actuar para mayor gloria del alcalde o del presidente autonómico correspondiente. El que quiera escuchar a Pavarotti (q.e.p.d.) que vaya al Metropolitan o a la Scala si tiene dinero y el que quiera ver a Shakira que vaya a uno de sus conciertos en las grandes ciudades, y que ambos paguen la entrada a su precio real de mercado. Si no tienen ese dinero que se compren un CD o se contente con ver a esos artistas por televisión. Esos gastos no se pueden cargar al bolsillo del contribuyente.
Hay muchas otras cosas que se pueden hacer para ahorrar con la cabeza. Y ese ahorro con la cabeza tiene como consecuencia más significativa, y digo bien, no como fin, sino como consecuencia, desmantelar desde la raíz el esperpento autonómico que hemos montado durante los últimos treinta años.
¿Es esto ciencia ficción? Creo que no. Creo que básicamente así funcionan las cosas en los países que funcionan como Dios manda. Lo único que necesitamos es tener a alguien con cojones para empezar (hasta los norteamericanos utilizan ya esta palabra española para definir el carácter y la determinación)
arnelas, en invertia.com
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