Nos tienen manía. En los últimos años, la prensa económica anglosajona nos corta un traje tras otro. La buena noticia es que no aciertan una, pero queda flotando en el aire la impresión de que el apocalipsis es inminente en España. Unas veces, cargan las tintas sobre el sector inmobiliario y al día siguiente anuncian una guerra armada entre autonomías; vaticinan el colapso definitivo de toda la estructura financiera del país hasta que les resulta más dramático analizar la quiebra inevitable del Estado. En estos momentos, están probablemente escribiendo un largo reportaje en el que explican las razones de peso por las que nos van a expulsar del euro.
Los historiadores actuales están bastante de acuerdo en su conjunto: no hay base científica para sostener la Leyenda Negra más allá de la propia campaña de desprestigio orquestada e su inicio por Inglaterra. Para los intelectuales de la época, financiados por la Corona británica, era un juego divertido y lucrativo inventar maldades y calumnias que “demostraran” que España era un país ignorante y vil, dominado por fanáticos religiosos. Parte de ese discurso prendió dentro de la sociedad española y sigue integrando aún hoy la retórica antihispánica de fuerzas nacionalistas y latinoamericanas. Lo cierto es que lejos de ser un motivo para pedir perdón, la conquista de América por parte de un puñado de valientes extremeños fue una gesta épica asombrosa; allí donde los anglosajones extendieron su propio imperio, perpetraron o causaron auténticos genocidios cuyos efectos duran hasta hoy.
La aventura imperial en el mundo es hoy básicamente financiera. Hombres de negocio y banqueros sustituyen a los soldados, pero gastan las mismas (malas) artes. La quiebra de su sistema financiero, disfrazada con ayudas masivas, ha sentado muy mal en la capital del moderno imperio anglosajón. A auténtico cuerno quemado que los bancos españoles no sólo hayan capeado el temporal, sino que aprovechen la oportunidad para extender su propio mercado. No puede ser. Si no se percibe esto, no se entiende, por ejemplo, el resentimiento de algunos analistas financieros y del plumilla de turno. Un tal John Mauldin firma un informe en el que se afirma, sin la menor prueba, que los bancos españoles están escondiendo sus pérdidas y que los inversores que apuestan por su fortaleza financiera están fumando crack. El supuesto analista supuestamente prestigioso que no vio venir el crash inmobiliario y financiero en EEUU hace acopio de todos los tópicos sobre la economía española que circulan desde hace 7 años en la Red y certifica que España tiene la madre de todas las burbujas inmobiliarias. Y se queda tan ancho “vendiendo” a sus clientes que la mora del sistema financiero español no es del 3 o 4% como se publica habitualmente, sino que es del 100% (o más). Concluye, al estilo del Nobel Paul Krugman, que para resolver su problema España deberá rebajar sus salarios de media un 33%. De 18.040 euros, según los datos de Hacienda, a 12.000 euros brutos.
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belge, en invertia.com
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